...
Deberíamos regresar adentro.
¿Qué? ¿Ya?
Tú hijo te dio algo que hacer, ¿no?
Oh, sí...
Esperaba que camináramos un poco más. Que decepción...
Masajeare tu espalda si quieres.
¡Pobrecito!
Claro, ¿porque no...?
Entonces, regresemos adentro...
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