Aunque en líneas generales mis valoraciones sobre el personal de Arkham suelen ser rigurosas y centradas en el enfoque psicológico del sujeto analizado, en este caso me he visto obligada a hacer una excepción dado el halo de complejidad y multiplicidad mental del siguiente individuo. Así que mi valoración se centrará en el marco de reclutamiento del sujeto en sí, tal y como podrá apreciar.
Edmund Faust: Ahora hace 20 años que conseguimos capturarlo para hacerle confesar todos sus crímenes. Lo encerramos en la más segura de las cámaras de que disponíamos por aquel entonces en la organización: un sitio inexpugnable y una de los lugares de mayor seguridad del mundo entero. La incredulidad fue nuestra primera reacción cuando Faust no tardó ni media hora en salir del lugar y aún le sobró tiempo para conseguir anular todo el departamento tecnológico y dejar fuera de juego el sistema de vigilancia y energía de todas las instalaciones. En otras palabras: Se apoderó por completo de toda ARKHAM a la edad de 69 años. Si no hubiera sido por vuestra veloz intervención, el lugar hubiera sido desmantelado por completo, o peor aún: lo que se esconde bajo la piel de ARKHAM hubiera salido a la luz.
Y aquí el que creo que fue vuestro mayor logro presidente: en vez de eliminar a ese peligroso enemigo, lo convertiste en uno de nuestros más valiosos aliados, y todo solo con la pequeña ayuda de esas minúsculas y preciadas pastillas rojas. No solo conseguiste darle una vitalidad y longevidad inhumanas, sino que además activaste aún más su ya extraordinaria capacidad cerebral, otorgándole una memoria y un potencial de cálculo monstruosos. Evidentemente eso no ayudó a sanar su lasciva depravación por todo lo relacionado con el sexo femenino (especialmente por su ropa interior), y tampoco curó su adicción al conocimiento, hecho que llevó a su mente a dividirse en dos: una parte de él necesita trabajar, crear, imaginar, y la otra solo dar rienda suelta a sus libidinosas acciones.
Pero, puesto que cualquier intento de mantenerlo cautivo resultaría un fracaso, usted le dio la posibilidad de retar su propia mente, lo que hizo que él mismo se creara su propio cautiverio: la única prisión de la que no puede escapar. Como siempre nunca dejará de sorprenderme,
Atentamente, |