Voy a matarte. Sufrirás mucho más de lo que le hiciste sufrir. ¡Te voy a enseñar que no eres nada!
Nos equivocamos, ya no es la vaca gorda, es ese maldito berserker. Y ya no es el mismo... ¡es él! Lo reconociste, ¿verdad?
Sí, pensé que todo esto de la posesión y la inmortalidad era solo fanfarronería, pero de verdad es Héctor de Troya. ¡Déjame tenerlo! ¡Le debo una de la mitología!
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